martes, 30 de junio de 2009

de un gallego agradecido

Llegué a Argentina en los idus de febrero. De esto hace ya cuatro meses y medio. Por aquel entonces tomé tierra sin saber qué me iba a encontrar, dónde iba a vivir y qué iba a ser de mi vida. Comenzaba una nueva experiencia, alucinante y única, que me iba a permitir adentrarme en culturas distintas y conocer rincones diferentes de este continente. La ilusión me embriagaba a la par que se abrían sobre mí numerosos interrogantes sobre lo que el futuro me depararía, y una cierta preocupación por si no se llegaban a cumplir las expectativas.

Con los pies en el aeropuerto de Ezeiza, una maleta roja, mochila al hombro y cazadora en mi costado, emprendí el camino por este país.

Al principio, tengo que admitir, me pillo todo un poco de improviso. Puede que los comienzos sean así. Pero poco a poco me fui abriendo paso, fui marcando mi terreno en esta ciudad de la provincia de Buenos Aires. Fiestas, clases, viajes, enredos, locuras, manifestaciones, conciertos, visitas y un sinfín de anécdotas han pautado mi recorrido estos meses. Muchas vivencias que recordar. Alguna que otra que olvidar. Entre tantos vaivenes, un adiós. Pero el carro no se para, la vida sigue, y la experiencia continuó.

Pero por encima de todo lo vivido en este recodo de América, me quedo con su gente. Con la gente que he conocido y con los amigos que he encontrado. Amigos como Nuria, Mike o Alejandra, con los que la convivencia se ha visto sobrepasada por la amistad. Amigos como Coral, Elsa, Valentín, Vivi y Mariano, que me han enseñado tanto de la vida argentina. Amigos como Carmen, Anna, Lui, Virginia, Juan y otros fiesteros de diversos rincones de este pequeño planeta, con los que las risas y el fernet han corrido más de una noche. Amigos como Paco, Cristian y toda la cuadrilla del Centro Aragonés, que han intentado que viva una experiencia diferente pero que me sintiera como en casa. Y amigos como los gilipollos de Mauro, Luis, Marcela y Anita, que han conseguido que las clases no sean un tostón, aprenda a jugar al truco y comprenda que ser de Gimnasia es un sentimiento que supera a la razón.

A todos ellos muchas gracias por ser como sois y sabed que estáis siempre invitados ha realizar alguna escapada por Teruel.



PS: pongo punto al blog. ¿Y seguido, a parte o final? En Vaquillas, con vino, amigos y familia lo meditaré. Muchas gracias a todos los que habéis tenido a bien perder el tiempo leyendo las memeces de este guasón.

Puse como escusa mi viaje a Argentina para crear estas Veinte en Copas, pero ha sido una buena terapia la de escribir. Bueno, la de intentar escribir, porque yo sólo podría salvar cuatro entradas de todas las publicadas. El resto son ponzoña de la buena. Pero como me gusta es ponzoña grata.

Venga, a cascarla pues.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ha sido un placer. Molto Volentieri
Debería ser un Stoy and Go.
Think about it. Congratulation

Anónimo dijo...

Ha sido un placer. Molto Volentieri
Debería ser un Stop and Go.
Think about it. Congratulation

Mauro dijo...

Ya se te extraña por aca che!!...te fuiste justo, en la facultad cerraron todo por lo de la gripe.