domingo, 23 de agosto de 2009

los cuarenta ladrones

Vuelvo de mi letargo estival. Con las pilas recargadas, el mismo moreno de alcoba que hace dos meses y unas cuantas neuronas de menos -gajes de las cervecicas veraniegas y la sacrosanta Vaquilla- me dispongo a seguir dando la murga a herejes y creyentes.

A lo largo de los últimos días los medios de intoxicación han llevado a la palestra de sus programas informativos el mangoneo que la infame sgae lleva a cabo sobre los habitantes de diversos pueblos de nuestra vasta geografía. Nada nuevo sobre el horizonte. Hoy es noticia porque la avaricia de esos ladrones se ha ido cebando sin mesura. Atrás quedan cientos de garitos y locales que han padecido en sus bolsillos la codicia de tal institución. Estos últimos no han recibido el apoyo mediático que ahora se brinda a los habitantes de Fuenteovejuna o de Zalamea. Qué se le va a hacer, hay cosas que nunca cambiarán. Yo solo espero que se acabe pronto la imposición del diezmo y se fomente de verdad la cultura.

"Por el bien de los autores y artistas", dicen. Ahí se traguen sus palabras y se atraganten con ellas.

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