lunes, 1 de junio de 2009

defecar a gusto

Jodido de frío. Y estamos en junio. Experiencia extraña. Me gusta. Eso de ponerme una capa sobre otra paralizando por momentos mis articulaciones para terminar siendo una momia a la moda lo he llevado siempre bien.

Y con este novedoso clima primaveral enciendo la televisión y me topo con la noticia del extravío de un avión rumbo a gabacholandia. Perdido sobre el océano. Definitivamente tengo un problema. Y gordo. ¿Puede creerse el personal lo primero que me ha venido a la mente tras conocer el suceso? Sí, no elucubréis más... LOST!!! Estoy enfermo. La única cura para esta enfermedad -pandemia más letal que la gripe cochina- llegará el año que viene. Hasta entonces seguiré sufriendo en silencio -como se sufren las almorranas-.

Más noticias que escupe la caja tonta: elecciones!!!!! De todos los tipos, para que goce el vulgo. Argentinas y europeas. Las de acá las dejo para otro día. Son para dar de comer aparte. Aún queda un mes, pero la alineación mediática electoral ya ha comenzado su pertinaz batalla en busca del voto del incauto y del informado. ¡Apiadaros de mí, por compasión!

En Spain no sé si tendrán ración y media de mítines electorales amargando las comidas. Apostaría que sí. Pero qué se va a hacer. Es el precio que hay que pagar para estar bien informado y así poder deponer la papeleta en la urna adecuada -¿o era la papeleta adecuada en la urna?, hace ya muchos años que defequé mi voto y no me acuerdo cómo se hace eso-. A lo que iba, lo de estar bien informado. Es muy importante, sí señor. Una decisión para nada banal la de elegir a los parlamentarios europeos. Porque es eso lo que se elige, ¿no?. Aunque, ahora que pienso -tiemblo sólo de decirlo, será por lo desacostumbrado que estoy-, en Europa ¿hay dos cámaras o una?, ¿el poder legislativo lo tiene el parlamento o no?, ¿qué coño hacen esos tipejos?. Ah, esta última pregunta sí que la sé: dar por culo todo lo que pueden y más haciendo y deshaciendo normativas aeroportuarias. A lo mejor estoy equivocado y no las hacen los parlamentarios europeos. Puede que las haga la Comisión Europea. O tal vez sea el Consejo Europeo. Me estoy liando. Ya no sé a quién se elije. Da igual, esto me pasa por estar en Argentina y por no querer informarme. Menos mal que no voto, uf, un instrumento tan peligroso como una papeleta de uno de esos partidos políticos en una mano como la mía sería aterrador. Votar sin saber a quién, a qué y para qué.

Aunque pensándolo mejor, yo soy español. Y no contento con eso, también soy europeo. Y tengo un derecho. El derecho a ejercer el voto. Mi derecho a ejercer el voto. Joder, joder, que ya veo que lo voy a echar a perder. Por el retrete se va a ir como no vote. ¿Dónde están los fachas disfrazados de peperos? Ahí están, ya los veo. ¿Y los otros? Sí, los rojos. Aquí andan. Voy a votarles para que no resucite Franco. Éstos seguro que nos sacan hasta de la OTAN. Mi voto ya tiene sentido. Puedo dormir tranquilo. Por hoy.


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