sábado, 20 de junio de 2009

dale Argentina

Diez días nada más. En diez días estaré diciendo un hasta luego a mi Argentina querida. En diez días pondré punto y final a este blog. En diez días tendré que volver a llevar las riendas de mi vida premeditadamente descarriada. Dura poco lo bueno en casa del pobre...

En estos meses algo he conocido de estas cercanas regiones. Digo cercanas, porque pese a la enorme distancia que las separa de España, me parece por momentos que me encuentro en una ciudad perdida por Andalucía.

Hay una toma de una película que me parece muy clarificadora de este país. La película es Martín (hache). Grandiosa la película y grandiosos sus comentarios. Aquí os dejo un diálogo de la película:



De las patrias ya dije una vez que no entendía, ni ganas que tengo. Así que cada cual con la suya. Yo me quedo con mi familia y mis amigos.

De Argentina tengo que corroborar que es un país que está hecho mierda y que hace mierda. Parece muy duro, pero es así. No lo aparenta, lo disimula muy bien, pero está realmente podrido. Por sus instituciones lo digo. Lo único es que esas instituciones repercuten, como es obvio, en su población. Pensaba, como dice el joven de la película, que no sería mucho peor que en otros países. La verdad es que sí. Peor cuantitativamente y cualitativamente. Hay muchos más desgraciados por metro cuadrado que se sirven de su poder para joder al prójimo que en otros lugares. También han conseguido que las conciencias de las personas asuman como cosa natural ese mangoneo y menosprecio hacia el pueblo llano. Los argentinos viven cegados, resignados o totalmente asqueados. En este último grupo se encuadra la posición de Federico Luppi de la película. Gente que ve la única solución saliendo de Argentina.

Un país jodido. Una nación con un cáncer que no causa la muerte pero que impide la vida. Difícil solución. Yo quiero seguir pensando que existe, que la hay, pero no sé cómo. No quiero ser pesimista y quiero ver luz al final del túnel. Más que nada porque hay personas que no se merecen todo esto y porque tamaños agravios deben concluir en algún momento.

Argentina es un país estupendo pero muy duro. No es para salir corriendo, pero hay que tenerlos muy grandes para aguantar con carros y carretas.

Dicho todo lo anterior sigo manifestando mi más profundo amor por Argentina y por la gente que he conocido. Voy a seguir animando a todo el mundo a que haga un parón por estas tierras. Y, sobretodo, voy a seguir confiando en que los argentinos encuentren la salida del cenagal en que se halla inserto su país. La esperanza no hay que perderla nunca, y mucho menos por la patria -sea ésta lo que sea- de cada uno de ellos.

1 comentario:

Mauro dijo...

Que el mundo fue y sera una porqueria, ya lo sé,
en el quinientos seis y en el dos mil también;
que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos, valores y dublé.
Pero que el siglo veinte es un despliegue
de malda insolente ya no hay quien lo niegue,
vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo todos manoseaos.

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.
¡Todo es igual, nada es mejor,
lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao...
Si uno vive en la impostura
y otro afana en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martin.
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia contra un calefón.

Siglo veinte, cambalache, problematico y febril,
el que no llora no mama y el que no afana es un gil.
¡Dale nomas, dale que va,
que alla en el horno te vamo a encontrar!
¡No pienses mas, tirate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao!
Si es lo mismo el que labura
noche y dia como un buey
que el que vive de las minas,
que el que mata o el que cura
o esta fuera de la ley.