martes, 3 de marzo de 2009

cuaderno de bitácora (II): university & meals

Sepan vuesas mercedes que todavía no he comenzado las clases en la universidad. El profesor con el que mantenía contacto desde España me dijo que empezaban la última semana de febrero o primera de marzo y que llegara quince días antes por lo de encontrar alojamiento. Pues na, me timó como a un primo. No empiezan hasta la semana que viene. Esto tiene su parte buena y su parte mala: la positiva es que estoy relajadísimo, hago escapadas a Buenos Aires y no me preocupo casi de nada, es decir, ¡estoy de vacaciones!; la parte negativa es que aún no conozco a mucha gente con mi mismo ritmo de vida. Con los que me relaciono -amigos de Nuria y otra fauna- son currantes y trabajan casi todos los días, así que me amoldo a su horario en los momentos de esparcimiento.

Este año será estupendo y todo lo que queráis, pero mucho me temo que me va a tocar chapar como a un cabrón. Aquí la asistencia a clase es obligatoria para realizar los exámenes, así que por primera vez en mi periplo universitario me voy a tener que habituar a ir todos los días a clase -¿resistiré?-. Los chavales que comienzan por primera la universidad ya han empezado las clases y esa asistencia obligatoria se nota: paseando por los pasillos de la facultad se ven aulas abarrotadas de gente con los chicos sentados en el suelo y por el pasillo porque no caben en el aula.

Una de las cosas que más me ha llamado de la universidad es que los profesores no permanecen mucho en ella: no tienen despachos y únicamente van a dar las clases y luego se vuelven a sus respectivos trabajos ya que el sueldo de profesor no les da para mucho. También me llamó la atención el movimiento estudiantil. Por doquiera que vayas te encuentras grupos de estudiantes tras una mesa que te van dando panfletos e informando sobre lo mucho que les putean -subida del boleto de autobús, aumento de los exámenes eliminatorios para el acceso a la universidad, etc- Llenan las paredes de pancartas y pintadas protestando por los abusos a que son sometidos. No sé, pero tanto movimiento estudiantil se ve muy poco reflejado en las élites -y no tan élites- políticas, en donde la corrupción masiva y generalizada es el pan nuestro de cada día. Ya iré conociendo la calaña de la gente de estos lares.

Pasando al tema de las comidas, he de decir que no me explico cómo la peña de acá no está gordísima. En general me he quedado sumamente encantado con los riquísimos dulces que hacen, en especial me encantan las media lunas, el dulce de leche en todas sus formas -helado, en crep, sólo- y los alfajores de chocolate. Verdad es que me pirra el chocolate y el dulce en general, pero es que aquí todo es muy dulce. La carne, buah, no me ha sorprendido demasiado. Creo, por lo menos hasta el día de hoy, que los famosísimos bifes de ternera están sobrevalorados y no tienen nada del otro mundo.

Yo como en casa de momento, pero en cuanto empiece las clases tomaré mi sustento mañanero en el comedor universitario por la irrisoria cantidad de ¡un peso!. No lo cambio a euros que me da la risa y sería más conveniente convertir dicha cantidad a reales que a euros o pesetas.

Ah, se me olvidaba, aquí no se lleva lo de ir a tomar unas cervezas, bueno sí, pero se lleva más aún lo de ir a tomar unos mates. Qué locura con ello.

Última entrega: people, parties & women

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jodo Pableras, debes de estar en tu salsa, eh?! Parece la época universitaria de post-guerra española. Cuidate, y aprovecha las vacaciones, q conociendote te va a costar horrores eso de tener q asistir a todas las clases. Un abrazo. F.