jueves, 8 de enero de 2009

brindis por vosotros


Se acabaron las comidas familiares con gente por doquier, las cenas bañadas en alcohol con los amigos, las tertulias en los bares hasta el alba, las músicas atronadoras, la serenata de la lotería y el tormento de los regalos. Se acabaron las navidades. Este año las he pasado con más familia que nunca, un verdadero caos de gente pero agradable. No creo que nos volvamos a juntar tantos en la familia el día de Navidad -hasta cuarenta y siete éramos este año-, pero seguro que vienen otros días en los que podamos pasar un buen rato.

Con los amigos me quedo con la noche de la cena anual o, por lo menos, de lo que me acuerdo de ella. El vino complicó la noche más de lo debido y la guaza que pillé fue de las que hacen historia. Luego tres días de resaca y como nuevo. Pero ahí quedan las pruebas, brindis, risas, declaraciones libidinosas de algún otro y demás momentos de la noche. Espero poder repetir esa cena una vez al año durante mucho, mucho tiempo. Así sea.

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