lunes, 1 de marzo de 2010

Mench in Chile 1: se acabó la fiesta

Poco más de una semana llevaba en la capital de Chile. La bola de un jugador que siempre apuesta al extranjero había caído en esta ocasión en la parte occidental del Cono Sur. Menchaca, en su condición de becario riojano, estaba todavía haciéndose hueco en Santiago, ciudad que le va a acoger durante todo un año. Las aventuras -porque todo lo que sea despegar el culo de la ciudad donde se pace es una aventura- suelen tener para este Alberitense un comienzo similar: una casa in extremis, sin muebles, pero con gente con la que pasar las veladas. Un Menchaca sin gente no es Menchaca, doy fe.

Tenía prevista una escapada a Concepción, pero la falta de dinero le hizo quedarse en Santiago en el último momento. Así que a deambular por la urbe. Y como lo mejor para hacerse a un sitio es conocerlo a la luz del sol y de la luna, la pasada noche del viernes al sábado, el riojano, acompañado de sus nuevos camaradas, se encontraba explorando los antros discoteriles de Chile. El gin-lemon lo había cambiado por pisco-sour, y la oscuridad de la noche comenzaba a mezclarse con las luces del garito cuando la escena cambió de festiva a dantesca en poco más de un minuto. Las paredes de la discoteca comenzaron a moverse de un lado a otro, las luces parpadeaban al compás de las oscilaciones del edificio y el pánico comenzó a correr en el personal -cuenta Menchaca.

Desconcierto inicial al no saber qué cojones era aquello, pero las caras de pánico de las camareras fue el punto culminante que desató la avalancha. Todo el mundo corriendo hacia la calle, buscando el alivio del exterior a través de una puerta que a duras penas permitía salir a todas las personas que se hallaban dentro. Golpes, empujones y gritos hasta respirar el aire de la calle. Lástima que la pesadilla no terminase ahí. Me cuenta cómo el asfalto de la carretera temblaba sin parar y cómo los coches se movían como si fueran juguetes. "Impresionante primo, todo se movía que flipas" son sus palabras más repetidas. La gente lloraba y él perplejo. Todavía está asombrado de cómo se pueden tener en pie los edificios que le rodean. Pasan los minutos y se reagrupan el grupo de españoles que pernoctaban juntos. Los chilenos que estaban allá vuelven corriendo a sus casas en busca del aliento de sus familias. Mench, rodeado del resto de inmigrantes, y huérfanos todos ellos de familia cerca, deciden tomarse la última copa mientras asimilan lo sucedido para, seguidamente, poner rumbo a sus hogares.

Coches volcados, desconcierto y réplicas, muchas réplicas que avivan aún más, si cabe, el temor que recorre sus cuerpos. Toca avisar a la familia antes de que se preocupen. Después, a intentar dormir o, por lo menos, descansar, en una ciudad sin luz, agua y con mucho miedo. Sin duda, como bien me dice mi compadre desde Santiago, "muy desagradable".

1 comentario:

Unknown dijo...

http://www.3tv.cl/index.php?m=video&v=10569


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