El soplo de esa mirada sobre mis orejas. Ese vestido bailarín que te cubre poco más abajo de la cintura. Esas manos pequeñas y presumidas que acarician con miedo a que se marchiten los dedos. El cabello díscolo y desacompasado, como si no fuera tuyo, como si viajara por libre, sin mirarte a ti. La sonrisa, tu sonrisa, que ni ríe ni llora, ni es cierta ni es falsa, simplemente es una mentira en tu rostro que me me vuelve loco...
De madrugada y por la puerta del servicio
me pasabas el hachís
al borde del precipicio
jugábamos a Telma y Louis.
1 comentario:
Estas bajando el nivel...
Publicar un comentario