domingo, 11 de octubre de 2009

rojitas las orejas

Ya sabes que se me ponen si me besas, rojitas las orejas; pero ahora es demasiado tarde, princesa, búscate otro perro que te ladre, princesa. Te necesito fuera de mí, pero estoy enganchado a ti, no lo voy a negar, si te digo: "me he quitado", no es verdad, las evidencias no se pueden ocultar. Qué hacer, cómo aguantar, cómo sopesar tremenda ansiedad. Vuelvo a coger la botella, y pasar las noches en vela,... siempre en estado de espera. Para mí la fiesta ya se terminó, nada de sexo frío, nada de amor. Un poco de drogas y rock and roll y a seguir adelante, con farmacia y con aguante, porque me falta lo más importante.

Pienso en ti. No debo. ¿O sí? Déjate convencer. Ya habrá alguien que se haga cargo de las culpa de este pecado. Y todo esto porque te quiero a ti, porque te quiero, aunque estés lejos yo te siento flor de piel. No te volveré a amar, mi penitencia está en mi pecado, pero tú siempre sabrás que se me ponen si me besas, rojitas las orejas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien escrito primo, bien escrito