jueves, 15 de octubre de 2009

grandes noches

Acabo de dedicar diez minutos a repasar fotos antiguas. No suelo frecuentar estos hábitos, es más, una vez que he visto las fotos las olvido en un rincón del armario o en alguna carpetilla del ordenador. Será que las fotos están hechas para enseñárselas a los hijos y nietos, cuando los recuerdos empiezan a desvanecerse en nuestra memoria. Con ellas se me ha venido a la mente un texto que ya escribí en otro paraje del cibermundo y que hoy me gustaría reeditarlo aquí.

De fondo, sonando a un volumen apacible, Fiesta de Serrat.




Uno sabe mientras se está acicalando que la noche va a dar juego, o por lo menos que no se acabará después de los cafés, bien sea porque las cenas en cuadrilla tienden a alargar la noche, porque es fiesta en la ciudad o porque nadie tiene una cita ineludible al día siguiente. Todo ello propicia que en la cena no se escatime en vino, que se mire menos el reloj y que se aseguren un par de cubatas. Las risas se hacen una constante a lo largo de la noche, las charlas distendidas con unos y otros no cesan y el whisky, ron, ginebra o combinado que sea no para de fluir. Se bacila a las muchachitas, se conversa con la camarera, se saluda a desconocidos, a viejos amigos y nuevos amigos, lo importante es pasar un buen rato y da igual que el contertulio sea un vendedor ambulante, una china vende-milongas, tu mayor enemigo de la infancia o un yonko poseido, la cuestión es que te sigan y seguir el juego. ¡Otro cubata por favor! ¡y unos chupitos por aquí! Bailes sin parar, recordar aventuras y desventuras, hablar de problemas, amores y desamores, exaltar un poco la amistad y decir un par de verdades forman parte de la noche.

Al día siguiente resaca y mas resaca. Lagunas que te asustan por miedo al ridículo que has podido hacer en un momento dado, por las tonterías y sandeces que has podido decir y la promesa de no volver a beber en un tiempo muy largo. Pero no hay que asustarse, no hay que lastimarse, no hay que pasar pena porque la noche haya terminado, lo importante es que se pasó bien, que digo bien, muy bien. Fue una gran noche, y lo importante no fue eso, sino que SE REPETIRÁ y lo pasaremos igual o mejor.

Gracias a tod@s por momenos inolvidables y noches memorables.


Hoy el noble y el villano,
el prohombre y el gusano
bailan y se dan la mano
sin importarles la facha.

Juntos los encuentra el sol
a la sombra de un farol
empapados en alcohol
magreando a una muchacha.

Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.

Se despertó el bien y el mal
la zorra pobre al portal
la zorra rica al rosal
y el avaro a las divisas.

Se acabó,
que el sol nos dice que llegó el final.
Por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual.

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